Las rabietas en los niños.

Las rabietas en los niños.

24 febrero, 2014.

Una rabieta o berrinche es una forma inmadura de expresar ira o enojo. Aunque tengáis un carácter dulce y sereno, vuestro hijo probablemente tendrá algunas rabietas. Tratad de enseñarle que su comportamiento no tendrá resultado, y que no os hará cambiar de opinión. Animadle a expresar sus sentimientos con palabras. Debemos enseñar a los niños que el enfado es normal, pero que debe ser manifestado en la forma apropiada. Cuando los niños llegan a la edad escolar, las rabietas deben ser raras. En la adolescencia, es bueno recordarle a vuestro hijo que explotar produce una mala impresión, además de consecuencias y que contar hasta 10 puede ayudarle a recuperar el control.

En lo que se refiere a las rabietas existe una verdad casi universal: La rabieta no sucede si no hay un público que reaccione ante ella.

En general, elogia a tu hijo cuando logra dominarse, cuando expresa su enojo con palabras y se muestra dispuesto a cooperar. Se un buen ejemplo para él manteniendo la calma, sin gritar ni tener rabietas de adulto. Evita pegarle, porque esto le sugiere a el que tú has perdido el control.
Trata de usar las siguientes respuestas a los diferentes tipos de rabietas:

1. Apoya y estimula al niño que tiene rabietas por frustración o fatiga.

A menudo, los niños tienen rabietas cuando se sienten frustrados consigo mismos. Pueden estar frustrados porque no consiguen armar algo, porque sus padres no entienden lo que ellos dicen, a causa de su incapacidad para hacer su tarea escolar, etc.

Los niños tienden a tener más rabietas cuando están cansados (por ejemplo, cuando no han dormido la siesta), porque son menos capaces de hacer frente a las situaciones frustrantes. El hambre también puede contribuir a las rabietas, así mismo aumentan durante una enfermedad.

2. No hagas caso a las rabietas motivadas por el deseo de llamar la atención o exigir algo.

Los niños pequeños pueden tener rabietas para salirse con la suya. Tal vez quieran un dulce, salir a jugar afuera cuando hay mal tiempo. En las rabietas para llamar la atención el niño puede gemir, llorar, golpear el suelo, cerrar una puerta con violencia, o contener la respiración. Mientras tu hijo permanezca en un solo lugar y su comportamiento no sea destructivo, puedes dejarlo hasta que se vaya relajando bajo tu supervisión.

3. Mueve físicamente al niño que tiene una rabieta porque no quiere hacer algo.

Si tu hijo se niega a hacer algo sin importancia (tal como tomar un bocadillo o descansar en la cama), deja pasar este comportamiento antes de que empiece una rabieta. Sin embargo, si debe hacer algo importante, tal como acostarse a dormir o ir a la guardería, no debes dejar que la rabieta le permita evitar eso.
Algunas de estas rabietas pueden ser prevenidas dándole a tu hijo una advertencia con 5 minutos de anticipación, en vez de pedirle de repente que deje inmediatamente de hacer lo que está haciendo

4. Para las rabietas de tipo perturbador o destructivo, utiliza suspensiones temporales.

Algunas veces las rabietas son demasiado perturbadoras o agresivas para que los padres las pasen por alto. En esas ocasiones, manda o lleva al niño a su cuarto para que permanezca allí durante 2 a 5 minutos.

5. Sujeta al niño cuando tenga rabietas en las que podría causar daño o lastimarse.

Si tu hijo ha perdido totalmente el control y grita desatinadamente, sujétalo. Perder el control probablemente atemoriza al niño. Sujétalo también cuando tenga rabietas durante las cuales podría lastimarse (como cuando se arroja violentamente hacia atrás).

Coge al niño en tus brazos, dile que sabes que está enojado y enséñale, con tu ejemplo, la manera de dominarse. Tenlo en brazos hasta sentir que empieza a relajarse. Esto generalmente requiere de 1 a 3 minutos. Luego, suéltalo. Esta respuesta reconfortante raras veces es necesaria después de los 3 años de edad.

Algunos niños no quieren ser consolados. Toma a tu hijo en brazos solamente si esto sirve de algo. Si el niño te dice «Vete», respétalo y retírate. Pasada la rabieta, a menudo el niño querrá que se lo tenga brevemente en brazos. Esta es una buena manera de reincorporarlo a las actividades de la familia

Estefania López Merlos
Técnico Superior de Educación Infantil


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