El descanso infantil.
20 abril, 2015.Es muy difícil encontrar un niño al que no le guste echar una siesta después de comer o de una jornada de mucha actividad. Los expertos insisten en que el sueño de los niños es tan importante como su alimentación. Al dormir, los niños reponen energías y se relajan al mismo tiempo. El hábito de “echar la siesta” es fundamental para su desarrollo. Por esta razón, los padres deben insistir en que sus hijos echen la siesta, por lo menos durante los cinco primeros años.
La observación es lo primero. Identifica en el niño algunas señales que muestren que tiene sueño, como demasiada quietud, inapetencia por el juego, deseo de acostarse, irritabilidad, bostezos, frotarse los ojos, interés por el chupete o el biberón etc.…. Cuando presente algunos de estos signos, no esperes mucho para acostarle. Un niño muy cansado puede tener problemas a la hora de conciliar el sueño.
El primer paso para el estreno de una siesta es trazar una rutina en cuanto al horario, el ambiente, los hábitos de su día a día. Se empieza creando un ambiente adecuando para su descanso. Su habitación debe estar tranquila, confortable y a una temperatura agradable. Si el niño cogió la costumbre de dormir con una gasa, manta, chupete o peluche estimula ese hábito ya que estos objetos le darán seguridad y los asociará a este rato de descanso, el niño conciliará el sueño con más rapidez y profundidad. En muchas ocasiones la música induce y anticipa estos momentos de sosiego.
Cada niño es un mundo distinto. Reaccionan de diferente forma a sus necesidades de sueño, pero, normalmente, suelen obedecer a los horarios de la siesta. Por ejemplo, el niño que suele echar tres siestas durante el día, por lo general duerme a media mañana, después de la comida y después de los juegos de la tarde. En el caso de que echen dos siestas normalmente son a media mañana y después de las comidas y, en el caso de que sea una única siesta preferiblemente debe ser después de la comida. Todo dependerá de la edad del niño y de donde esté.
Está claro que la siesta es una costumbre muy gratificante para el niño. Pero como todo hábito, es necesario que sea bien orientado. Para eso, es fundamental que se eduque al niño en este sentido, más que nada para que la siesta de la tarde no altere el sueño de la noche. Las siestas regulares pueden mejorar el sueño de la noche. De mismo modo que la comida y el baño, la siesta también ha de tener un horario establecido desde el principio.
En resumen, siguiendo estas pautas el niño descansará estupendamente:
- Un entorno libre de estímulos, ruidos, mala ventilación, frío, calor…
- Incorporar una rutina que ayude a que el pequeño comprenda que es la hora de la siesta o que se acaba el día. También se le puede contar un cuento o cantarle alguna canción.
- Nunca hacer sentir al niño que se queda solo, hablándoles y explicándoles que se está cerca de ellos. Arropar a los niños ofreciéndoles muestras de afecto. Nos podemos despedir de ellos con un beso y frases que demuestren nuestro amor incondicional de forma sencilla, clara y directa.
“buenas noches” “espero que descanses “, “te quiero”, “hasta mañana”.
Carmen Pilar Pasadas Blanco
Técnica Superior de Educación Infantil
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