Como afecta a los niños la separación de sus padres.
6 abril, 2016.El número de separaciones en nuestro país ha aumentado exponencialmente a lo largo de los últimos años. Ello supone que algunas familias han sufrido cambios en su estructura básica con la pérdida de alguna de sus figuras y la incorporación de otras.
La ruptura de los lazos afectivos es siempre dolorosa y se vive con cierta angustia por parte de la pareja que ha compartido parte de su vida y que ahora ve roto el proyecto común. Pese a ello, las principales víctimas de todo proceso de ruptura son los hijos, en especial, los más pequeños.
CÓMO AFECTA LA SEPARACIÓN A NUESTROS HIJOS
Hay demasiadas variables que pueden determinar la forma con que cada niño expresa su malestar ante la separación de sus padres.
Uno de los factores más determinantes es la edad en la que se produce la separación.
En los más pequeños son habituales conductas regresivas como volverse a hacer pipí en la cama, chuparse el dedo, infantilismo, querer dormir con los padres, miedos, ansiedad, etc. También son muy comunes las rabietas, necesidad de llamar la atención constantemente, ansiedad a la hora de la separación, vinculación excesiva normalmente con la madre que se ve desbordada y no entiende lo que pasa. En ocasiones, el niño pasa de la agresividad o el menosprecio a la búsqueda de un afecto incondicional como los abrazos, besos, promesas de que se portará bien, etc.
Otras respuestas del niño ante esta situación, son:
- Alteraciones en el patrón de las comidas y el sueño.
- Quejas somáticas: dolor de cabeza, estomago, etc. no justificadas.
- Negarse a ir a casa de uno de los progenitores (normalmente el padre).
- Apatía, introversión, mutismo ante nuevas personas. Dificultades para relacionarse o jugar.
COMO AFRONTAR EL PROBLEMA
Toda separación supone un proceso de duelo, de readaptación a nuevas circunstancias vitales. No obstante, los más pequeños son las víctimas más propicias. A la poca comprensión de lo que sucede se les une, en muchas ocasiones, las constantes batallas legales por la custodia de los hijos, con cambios constantes de domicilio y en los que el niño se convierte en una especie de paquete que viaja de un lado a otro.
Es básico que independientemente de las diferencias que como adultos tengan, los padres sepan ofrecer al niño un marco único, un mensaje claro de que siguen siendo lo más importante para ellos. Que pese a no vivir juntos, estarán unidos en sus necesidades y proyectos y que incondicionalmente estarán a su disposición.
En niños de 2 a 5 años es fundamental, tras la separación, que en la medida de lo posible se introduzcan el menor número de cambios, al menos de entrada.
PUNTOS BÁSICOS A TENER EN CUENTA:
Es fundamental que los padres sepan desvincular sus problemas como adultos de las necesidades de sus hijos ante una separación.
Una de las peores situaciones que se puede producir es que uno de los padres intente manipular al hijo en contra del otro. También que alguno de ellos le colme de regalos o juguetes para ganar su afecto. El afecto de los hijos sólo se gana dedicándoles tiempo, comprensión y cariño incondicional, nunca con bienes materiales exclusivamente.
Evidentemente deberemos evitar cualquier discusión delante de ellos y crear más angustia. No obstante, desde el mismo momento de la separación deberemos hablar con nuestros hijos y enfatizar especialmente aquello que nos une más que lo que nos separa. Procurar también que los hijos no se sientan en una u otra medida culpables de la situación.
No caer en el error de utilizar al niño como mensajero o espía de lo que sucede en casa del otro progenitor.
Ambas figuras paternas son importantes para el niño.
Otro de los problemas que suelen surgir es el papel de las nuevas parejas de los respectivos padres. Estas figuras pueden establecer también vínculos afectivos con los hijos de sus parejas pero también ser una fuente de problemas si cuestionan algunos de los principios educativos establecidos por los padres. En todo caso no podemos imponer la aceptación de nuestra nueva pareja a los hijos y forzar un nuevo padre o madre. No obstante, la vinculación afectiva hacia unos u otros dependerá de los recursos que cada uno dedique al niño y este, así lo perciba.
La separación produce al igual que otras pérdidas en la vida un proceso de duelo. El período de duración dependerá de cómo se ha afrontado por parte de los implicados en este proceso y de la edad del niño.
Estefania López Merlos.
Técnico Superior en Educación Infantil
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