Abandonar el pañal, una cuestión de madurez.
6 junio, 2014.¿Seño, cuando le quitamos el pañal? Esta pregunta, convertida a veces en exigencia, suele ser muy frecuente cuando llega el buen tiempo o cuando las madres se han hecho en casa determinados planteamientos.
Los motivos por los que una familia, especialmente una madre decide que hay que quitarle el pañal a su hijo-a pueden ser varios: que a su edad su hermano, primo o amigo ya no lo tenían, que ya toca, que hay que economizar, que estarán mas fresquitos sin el en verano……..o que se avecina su ingreso en el cole donde no se responsabilizan de esto y entonces, esté o no esté preparado, comienza una insistente carrera por conseguir que el niño-a aprenda a usar el cuarto de baño.
Existe un factor neurológico que normalmente se pasa por alto o se desconoce. Para que el niño-a de muestras de necesitar ir al baño, su cerebro debe estar maduro. Para que orinar deje de ser una función refleja y se convierta en un acto voluntario, su cuerpo y su mente han de estar preparados.
Aun entendiendo que existen ciertos condicionamientos de peso, como puede ser el ingreso en el colegio, no hay que perder de vista los aspectos neuronales, emocionales y sociales que esta etapa conlleva y que afectan al niño, a la familia y a los profesionales de la educación que se relacionan con el.
Cuando es el momento, el propio niño nos da señales de su necesidad o intencionalidad: amanece con el pañal seco o lo mantiene seco durante muchas horas, se siente incomodo con el pañal mojado, pide verbal o gestualmente quitarse el pañal o quiere ir al cuarto de baño. Se siente mayor haciendo lo mismo que papa, es más independiente lo que le permite mayor autonomía y entiende este momento como un logro, por lo que se siente orgulloso y seguro.
Lo que NO hay que hacer:
– No hay que empeñarse a toda costa en quitar el pañal en una fecha concreta.
– No hay que hacer comparaciones con otros hermanos, conocidos o amigos del niño-a.
– No convertir el ir al cuarto de baño en una situación estresante, ni en lo más importante del día.
– No insultar ni infravalorar al niño porque no consigue lo que nosotros esperamos
Lo que SI es adecuado:
– Tratar al niño con respeto, paciencia y sensibilidad.
– Tener una actitud positiva durante esta etapa
– Motivar, estimular y premiar todos los avances por pequeños que sean
– Explicar, no regañar. Combinar ternura con firmeza.
– Seguir una rutina.
– Ser congruentes. Las indicaciones que se le den han de ser las mismas vengan de quien vengan.
– Hacer todas las pruebas que la familia considere oportunas, sin convertirlas en una exigencia
Julia Gómez Carretero
Psicóloga y Maestra Educación Infantil
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